27.6.13

La pequeña Poppy

La pequeña Poppy era un poco rara. Por ejemplo: leía libros tooodo el día. De tooodo tipo. Libros, libros, libros y más y más libros. De princesas, de dragones, de brujas, de soles, de lunas, de estrellas, de elefantes y de rinocerontes. Tenía uno sobre dinosaurios que se desplegaba al abrirse, como un sueño despierto en tres dimensiones. La pequeña Poppy memorizaba cada una de las líneas de los dibujos, y cada una de las letras de cada historia. 

La pequeña Poppy era un poco extraña. Por ejemplo: preguntaba sin parar. Preguntaba por qué las niñas llevaban bragas si se estaba más cómoda sin ellas, por qué los gatos no sabían hablar, por qué había gente en sillas de ruedas, por qué la vecina del segundo se había muerto, por qué una gente era más alta que otra, por qué ella era rubia, por qué, por qué, por qué.

La pequeña Poppy era un poco diferente. Por ejemplo: cuando alcanzó la adolescencia descubrió que no le gustaban las mismas cosas que a las demás chicas de su edad. Ni la misma música, ni los mismos programas de televisión, ni los mismos libros, ni las mismas asignaturas, ni la misma ropa, ni los mismos profesores. Ni, afortunadamente, los mismos chicos. 

La pequeña Poppy era un poco extravagante. Por ejemplo: cuando decidió lo que haría en el futuro, no quiso estudiar una carrera universitaria, ni hacerse médico, ni convertirse en peluquera, ni cantar en un grupo de música, ni cuidar de niños, ni cuidar de perros, ni cuidar de ancianos. 

La pequeña Poppy no era una mujer común. Por ejemplo: nunca lloraba por la muerte de un ser querido, sino porque la gente se moría en un sentido universal. Nunca amó solamente a una persona, pues había muchísimas personas a las que valía la pena amar. Nunca trabajó para ganar dinero, ni ganó dinero para vivir. 

La pequeña Poppy vivía del aire. Por ejemplo: comía sueños, dormía en la luna y respiraba inspiración. 

Un día escribió un libro sobre dinosaurios, pero no tenía dibujos, porque en la imaginación se hallaban todas las dimensiones habidas y por haber. 

Y un día, la pequeña Poppy dejó de ser pequeña y ya solo fue Poppy. 

Hasta que un día dejó de ser. 

Un segundo antes de su no-existencia, había logrado entenderlo todo. Se había convertido en una mujer sabia.

Por ejemplo: ya no necesitaba llevar bragas.

Fotografía de: Olga Moo

4 comments :

Blue Princess said...

Me ha encantado
Pasate por mi blog y si te gusta, hazte seguidora. Te lo agradecería mucho. GRACIAS! YO YA TE SIGO
palabrasescondidasenmundosdepapel.blogspot.com

Ana said...

Pues a mi me parece que Poppy no es "rara", sino una niña muy especial, a la que mucha gente tendría que imitar en ciertas cosas :)
Que la cumbre de su sabiduría sea la comodidad de no llevar bragas me ha sorprendido...pero para bien. Yo siempre he pensado que es una especie de liberación eso de quitarse el sujetador cuando una llega a casa.
¡Un beso! :)

Esteer said...

Jajaja, que graciosa Poppy! Me ha gustado la entrada :)

besos

Yarelly & Yaressy said...

yo creo que mucho de nosotros tenemos a una pequeñas Poppy por lo menos una pequeña parte de mi se parece a Poppy <3